Terminan en 35 segundos un siglo de controversia

Ayer la historia terminó, en menos de un minuto se acabó con lo más representativo de lo que para muchos fue la causa de cientos de muertes por intoxicación

Paola Gamboa | NorteDigital


Sólo 35 segundos bastaron para que las dos chimeneas de la compañía American Smelting and Refining Company mejor conocida como Asarco se convirtieran en polvo, tras 100 años de mantenerse en pie pese a los problemas ambientales que causaron en la frontera.

A partir de las 4:30 horas comenzaron a llegar los habitantes del sector, unos con lonche, cobijas y aún en pijamas; otros con cámara en mano ya que buscaban obtener el mejor ángulo del desplome.

“Tengo como media hora que llegué, me traje mi camioneta para que me sirviera de asiento y verlo desde lejos a gusto, también cargué con un lonche y un café cargado porque me estoy desvelando con tal de ver las chimeneas por última vez”, expresó José López, quien vive en la colonia Centro.

Desde las 3:00 horas personal de distintas dependencias trabajó para resguardar la zona y proteger a las más de 2 mil familias que habitan en la colonia Sara Lugo, Ladrilleras y Felipe Ángeles.

En la calle Unión de la colonia Ladrillera personal de la Secretaría de Seguridad Pública y Federal resguardó el área para evitar percances.

En el fondo, hacia el cerro, con sólo la luz de la luna y el reflejo de las luces de los carros, se encontraban unas 50 personas que observaban las torres, con un vaso de café en mano para aminorar el frío que se sentía a las 4:40 de la madrugada.

Del lado americano, se instalaron los motores que se encargarían de lanzar agua y evitar que más polvo se levantara.

Y mientras niños en pijamas acompañados de sus padres observaban las chimeneas y preguntaban “¿por qué van a tirarlas? ¿qué significa Asarco? ¿qué hacían ahí? El polvo nos va a hacer toser y estornudar como en las películas, qué bueno que me levanté temprano’’, como el pequeño Julián, de ocho años, a unos cuantos metros otros 10 niños, se cubren el rostro con máscaras para evitar respirar el polvo los pudiera alcanzar.

A las 5:30, reporteros y fotógrafos ya tenían asegurada su posición y eran más de 100 personas las que se encontraban arriba del cerro y otras pocas más en los techos o afuera de las casas, ya que sólo bastaba una buena silla para disfrutar del evento en primera fila.

Otra parte de los espectadores eran jóvenes que regresaban de la fiesta porque en vez de ir a sus casas desviaron su camino para asistir al desplome de las torres.

“Venimos de un antro aquí en el Pronaf sabíamos del derrumbe así es que en vez de irnos a dormir decidimos venir porque es algo que no se va a repetir en muchos años más”, mencionó Luis, quien sin dormir pero con celular en mano se encontraba en la orilla del cerro esperando que llegaran las 6:30 para ver el espectáculo.

A las 5:47 llegaron más personas, entre ellas Luis Carlos, quien acompañado por el frío, su hijo y unos miralejos llegó hasta el punto donde se concentraba la gente para mostrarle a Dilan un poco de historia de la ciudad.

En El Paso la situación se veía normal. Pocos carros transitaban por la Interestatal 10 y las luces de las chimeneas lucía como cualquier día. A lo lejos se veía patrullas de la Policía de aquella ciudad monitoreando el área.

A las 6:00 a.m., comenzó a llegar más gente, ya eran más de 100, entre ellos niños que mostraban asombro y desesperación por ver las torres caer.

“¿Mamá a qué hora las van a tirar, se va a escuchar muy fuerte, qué vamos a hacer cuando las derrumben?’’, exclamaban los niños que se encontraban en el lugar.

Antes de la explosión, los asistentes aprovechaban para tomarse la foto del recuerdo, mientras tanto, en El Paso se cerró completamente la I-10 para prender a las 6:05 los motores que empaparían los terrenos de Asarco.

El asombro de los juarenses, en especial de los infantes, se hizo evidente al ver aquellos chorros de agua, y gritaban: “¡Qué padre, llévame hasta ahí para jugar con el agua!” o “Ya las van a quemar, por eso prenden el agua para que no se levante tanto fuego”.

Las calles aledañas a los cerros comenzaron a verse vacías, la gente se acercó a los lugares donde se veía mejor Asarco, mientras más gente seguía llegando al fondo de la calle Unión.

Diez minutos después los curiosos empezaron a sentarse entre las piedras, unos con un café en mano, otros con el celular o cámara. El clima aún estaba fresco, pero eso no fue obstáculo para que niños y adultos se quedaran a esperar el momento.

Como en todo, no falta quienes quieren desobedecer a la ley. A lo lejos, un grupo de jóvenes se acercó al centro de comando de las autoridades mexicanas para ingresar al área delimitada, pero en el intento, federales y municipales los regresaron.

Desde lo alto los espectadores se burlaron y les gritaron: “Esperen a que salga el polvo, cuando pase se pierden entre él y cruzan pero en vez de mojados serán polveados”.

Entre risas y murmullos tanto la gente como autoridades esperaban a que llegara la hora, ya que el reloj marcaba las 6:20 y el día comenzaba a clarear.

Los chorros de agua que empapaban el suelo de Asarco se veían más fuertes, ya eran más de 200 personas las que esperaban.

A las 6:30 la gente se puso de pie, encendió sus cámaras, otros se cubrieron la boca… subió la expectación.

“Ya mero las tiran”, “hay que estar pendientes para que valga la pena la levantada”, pasaron los minutos y las torres no cayeron, la gente se preocupó y pensó que ya no iba a ocurrir nada.

“A lo mejor lo cancelaron o se les perdió la pólvora”, la gente siguió especulando mientras un helicóptero sobrevolaba El Paso y a los pocos minutos unos paracaidistas aparecieron en cielo juarense.

Entre risas, preguntas y enlaces en vivo de los medios de comunicación, se dieron las 6:52 a.m. cuando de un trueno estremeció a los asistentes, se trataba de la dinamita que se disparó en medio de las chimeneas para avisar que el derrumbe estaba por comenzar.

En punto de las 6:55 a.m. se escuchó otro estallido, era la primera chimenea, la más chica, con una altura de 186.53 metros. Poco a poco se volvió vulnerable y en cinco segundos se convirtió en polvo y causó que los perros y principalmente los niños se sorprendieran con el estruendo y la nube de polvo que provocó al tocar el piso.

Unos cinco segundos después la segunda torre, que en su extremo llevaba el emblema de Asarco, vio su estructura de concreto desmoronarse y lanzó una última fumarola por en medio de su apertura que generó una gran capa de humo negro con un fuerte olor a polvo y a quemado que poco a poco se expandió cubriendo lo ancho del río Bravo y después el centro de comando del lado mexicano.

A las 6:58 a.m. la gente se retiró del lugar y la nube siguió creciendo. Ahora un polvo de color blanco se esparcía por las calles de las colonias aledañas al río así como hacia UTEP y el centro de El Paso.

Fueron muchas las reacciones de las personas, unas se sorprendieron y otras se decepcionaron ya que se les hizo poco y rápido el espectáculo.

Mientras la gente se iba, los vecinos regresaron a sus casas y los medios recogieron sus equipos, la nube de polvo se convirtió en un tipo de neblina que obligó a muchos a detenerse para capturar el acontecimiento.

Tras el desplome se observó un panorama distinto, vacío, sólo queda el recuerdo de que para muchos habitantes estas torres causaron cientos de muertes.

Eran ya las 7:30 de la mañana, parecía un sábado normal para los habitantes de Juárez, unos aguardaban la ruta para llegar a su trabajo, otros abrían sus negocios normalmente ya que lo único que la hacía distinta era la nube de polvo que cubría parte del bulevar Norzagaray, Ladrillera, Sara Lugo, Felipe Ángeles, el Parque de las Tortugas, Preparatoria Alta Vista y hasta el puente de la avenida Juárez.

El alcance que la nube de polvo tuvo sorprendió hasta a las mismas autoridades que a los pocos minutos emitieron declaraciones donde aseguraron que el operativo se llevó tal y como se planeó por lo que la actividad fue todo un éxito.

Al mediodía el paisaje en aquella colonia era distinto, sin una sola persona afuera y con la memoria de que en aquella orilla se encontraban dos chimeneas.

“Se ve muy cambiado todo, es diferente la situación, antes salíamos y las veíamos ahora sólo se ve vacío el lugar, ojalá y se construya algo bonito”, mencionó Hermelinda Mata quien vive sobre la calle Canutillo.

Mata, al igual que otros vecinos del sector, comentaron que sólo fue polvo que se metió a sus casas, unos dicen que era de color negro y otros arena fina.

Será en el transcurso de la semana cuando las autoridades den a conocer el tipo de polvos que se capturaron en las unidades de monitoreo que la Dirección de Ecología colocó en tres distintos puntos.

Source: http://www.nortedigital.mx/39504/terminan_en_35_segundos_un_siglo_de_controversia/